Estimado Arturo,
Ante todo no piense
que lo de Arturo es por faltarle al respeto, no es así, he decidido llamarle de
tal modo, debido a que es el nombre con el que le bautizó su padre, el nombre
que años más tarde decidió cambiar (44 años para ser exacto). Simple
formalismo y respeto al Sacramento.
Haré un recorrido rápido para que los lectores le conozcan. Los pilares en los que se educó no distan mucho
de los de cualquier burgués (No entenderlo de modo peyorativo) de los años 60; de
familia católica y misa dominical, veranos en Menorca, estudios en colegios
privados, desafecto a las protestas contra el franquismo, seguramente para no
distraerse de sus estudios (tal vez no), dominador de 4 idiomas. Con su
formación (muy por encima de la media de la clase política española) sería ilógico
hablar de su entrada en Convergencia como la consecuencia de la buena relación
de su padre con los círculos más cercanos del partido, aunque estos fueran una
realidad fehaciente. Con 29 años, tuviste el honor de ser el director general
más joven del Gobierno autonómico en aquella época. Y encima ni siquiera tenías
el carné del partido.
Arturo quería dejar todo esto claro, porque su carrera en la
vida política, es estelar, irreprochable y sólida. Me apasiona la gente que es
conocedora de sus limitaciones y usted lo es, supo ver rápidamente que la
empresa privada no estaba hecha para Arturo y Arturo no estaba hecho para la
empresa privada (tres grandes fracasos lo avalan).
Es usted un hombre cultivado, declarado amante de la
literatura francesa y de la historia de España. ¿De la historia de España? Si
Arturo, me obliga a ponerlo en interrogantes, no comprendo que se auto-declare amante
y conocedor de la historia de España y tenga la desfachatez de mantener su
último discurso. (Recalco éste entre los 5 ó 6 que ha sostenido en estos años, muchos de ellos contrarios entre sí).
Este tema para otros Post, hoy hablamos únicamente de usted, no se me ponga
celoso.
Para no extenderme mucho más en el día de hoy, tras los silbidos
recibidos en el Trofeo Conde de Godo, tachó el incidente de anecdótico culpando
a los “pijos- fachas” de Sarria. Me gustaría Arturo, que algún día me explicara que día dejó de ser usted un “pijo-facha” de la Ciudad Condal. Querido, no hay nada peor que renegar de lo que eres y has sido por simple conveniencia política. La semana que viene más.
Atentamente, Josep Lluis.
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