jueves, 12 de diciembre de 2013

Carta a Arturo Mas i Gavarró. Vol I.

Estimado Arturo,

Ante todo no piense que lo de Arturo es por faltarle al respeto, no es así, he decidido llamarle de tal modo, debido a que es el nombre con el que le bautizó su padre, el nombre que años más tarde decidió cambiar (44 años para ser exacto). Simple formalismo y respeto al Sacramento.

Haré un recorrido rápido para que los lectores le conozcan. Los pilares en los que se educó no distan mucho de los de cualquier burgués (No entenderlo de modo peyorativo) de los años 60; de familia católica y misa dominical, veranos en Menorca, estudios en colegios privados, desafecto a las protestas contra el franquismo, seguramente para no distraerse de sus estudios (tal vez no), dominador de 4 idiomas. Con su formación (muy por encima de la media de la clase política española) sería ilógico hablar de su entrada en Convergencia como la consecuencia de la buena relación de su padre con los círculos más cercanos del partido, aunque estos fueran una realidad fehaciente. Con 29 años, tuviste el honor de ser el director general más joven del Gobierno autonómico en aquella época. Y encima ni siquiera tenías el carné del partido.

Arturo quería dejar todo esto claro, porque su carrera en la vida política, es estelar, irreprochable y sólida. Me apasiona la gente que es conocedora de sus limitaciones y usted lo es, supo ver rápidamente que la empresa privada no estaba hecha para Arturo y Arturo no estaba hecho para la empresa privada (tres grandes fracasos lo avalan).

Es usted un hombre cultivado, declarado amante de la literatura francesa y de la historia de España. ¿De la historia de España? Si Arturo, me obliga a ponerlo en interrogantes, no comprendo que se auto-declare amante y conocedor de la historia de España y tenga la desfachatez de mantener su último discurso. (Recalco éste entre los 5 ó 6 que ha sostenido en estos años, muchos de ellos contrarios entre sí). Este tema para otros Post, hoy hablamos únicamente de usted, no se me ponga celoso.

Para no extenderme mucho más en el día de hoy, tras los silbidos recibidos en el Trofeo Conde de Godo, tachó el incidente de anecdótico culpando a los “pijos- fachas” de Sarria. Me gustaría Arturo, que algún día me explicara que día dejó de ser usted un “pijo-facha” de la Ciudad Condal. Querido, no hay nada peor que renegar de lo que eres y has sido por simple conveniencia política. La semana que viene más.

Atentamente, Josep Lluis.



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