Estimado lector, he aquí la
inauguración de esta sección, “Orgullo y Tradición”, y por ello, que mejor que
arrancar con fiesta, fiesta nacional, que se nos presenta estos días con el puente de la
Constitución y la Inmaculada Concepción.
Se trata de fechas que movilizan a
gran parte de los oriundos y residentes en nuestra querida España, o más bien…
mal querida, pues de sobra es sabido que aclamada es por sus fiestas y desdichada
por su honra; o simplemente, son días de sosiego y estar en casa rascándose la
barriga.
Dejando de lado estas cuestiones y
centrando el tiro en las conmemoraciones, encontramos por un lado la
celebración del aniversario de la Constitución Española de 1978 (esa tan
prostituida y de tantos frentes cuestionada) y por otro, la celebración de la
Inmaculada Concepción de María, que como su nombre indica, fue sin
pecado concebida y libre del mismo durante su vida entre los hombres, remontándose su celebración en España al año 1644, anda que no
ha llovido y las “Hijas de María” continúan "procesionando" cada 8 de diciembre, esto es tradición.
Lo esencial, que es puente, que no se
curra (quien se lo puede permitir y no sea preso de la mayor empresa de trabajo
del país, INEM Sociedad Anónima), y dejemos los problemas para el regreso, que
España, esta tierra de Ambiciones y Reflexiones tiene mucho camino por
recorrer, y si no que se lo digan a la Esteban y sus primeros puestos en el
ranking de ventas de libros.
Me viene a la mente aquel “muera la inteligencia” que le espetó el
General Millán Astray a Unamuno en el Aula Magna de la Universidad de
Salamanca, que gran país tenemos, de pandereta y olé.
Y al final me pregunto, ¿Es lícito
tener festivo de la Constitución y la Inmaculada Concepción de María cuando se
quiere aniquilar ambas cosas o las instituciones que sobresalen detrás de
ellas?
En este
país, ambiciones muchas, reflexiones pocas.
Efectivament per la poca cultura tením una nació de pandereta. Enhorabona per la vostra llabor.
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