domingo, 1 de diciembre de 2013

Cultura: Canal 9. Las lágrimas cuando estés sola

Porque el que procede con injusticia sufrirá 
las consecuencias del mal que ha cometido,
y eso sin acepción de personas

Colosenses 3:25

Probablemente, este artículo podría encajar mejor en cualquiera de las secciones vecinas. El cierre de RTVV es un asunto tan trascendente que puede y está siendo tratado desde los puntos de vista político, económico o social; de hecho, estamos convencidos de que habrá opiniones de mis compañeros de tribuna próximamente. No obstante, como elemento cultural, la pérdida de Canal 9 y Ràdio 9, presentes en la vida de los valencianos a lo largo de 24 años, supone una tragedia nada desdeñable.

El pasado 5 de noviembre, el Consell presidido por Alberto Fabra anunciaba la liquidación de RTVV, después de que el TSJCV declarara nulo un expediente de regulación de empleo que afectaba a más de un millar de empleados. La defensa de tal decisión se apoyaba en declaraciones tan cínicas y vergonzosas como "no cerraré un hospital o un colegio por una televisión pública inasumible". El 29 de noviembre, tras una noche de resistencia por parte de los trabajadores, surgiendo héroes tan improbables como Paco "Telefunken", Canal 9 se fundía a negro, cerrándose así una etapa de la historia cultural valenciana.


Se olvidaba el Gobierno valenciano de que la causa tanto de la inasumibilidad económica del monstruo en el que se había convertido como de la patética parrilla de programación que, en términos generales y con honrosas excepciones, emitía (cuya consecuencia más tangible eran unos índices de audiencia paupérrimos), es, casi exclusivamente, de ellos mismos. El despilfarro, enchufismo, manipulación, saqueo, desinterés e ineficacia de nuestros gobernantes habían llevado a que un derecho adquirido de los valencianos fuera tratado como vertedero público, pozo de miserias de una clase política traidora e incompetente, incapaz de actuar con sentido de estado. Una televisión gubernamental, partidista, sin información veraz; una herramienta de mentira y control, arma de los mediocres cuando no saben cómo actuar. Así mismo, es cierto que esta situación, aun conocida por todos, no fue lo suficientemente denunciada por los propios trabajadores del Ente durante dichos años oscuros. ¿Deberían haber alzado su voz de manera más clara? Sin duda, sí. ¿Tiene sentido que ocho años después se pida disculpas desde la estación de Jesús de la engañosa cobertura informativa que en su momento se realizó en referencia al accidente de metro? Sin duda, no. Muchos de los trabajadores de Canal 9 censuran este actitud de sus compañeros (a este respecto, no se pierdan la entrevista al presentador de L'Oratge Jordi Payà en el diario Levante -EMV).

¿Qué perdemos los valencianos sin RTVV? Acudiendo a la fuente original (gran leitmotiv de esta web que en estos días empieza a caminar), el Estatut d'Autonomia de 1982 posibilita la creación de unos medios de comunicación social destinados a fomentar la intercomunicación entre valencianos y a potenciar su identidad cultural y lingüística. Canal 9 ha servido para que un alcoyano sepa que en Onda hay azulejo, que sepamos que existen els pelegrins de les Useres y que en Alicante hay un castillo llamado de Santa Bárbara. Que estemos informados de que si queremos ir a Calatayud un domingo de febrero nos vamos a encontrar con el tramo Viver-Barracas de la A-23 cortado por nieve. Que el agricultor, piedra angular de nuestra economía, sepa que en Alberic hay fuertes probabilidades de lluvia para mañana. Ha servido para escuchar valencià, como no podríamos haberlo hecho de otra forma. Ha servido para que esté viva la pilota valenciana, para alegrarnos cuando el Dorna Godella conseguía éxitos internacionales, para saber que el Playas de Castellón disputaba la liga de fútbol sala, para disfrutar de Rodilla y de Luengo, para dar aliento al fútbol regional, para que Paco Nadal igual nos narrara una exhibición de patinaje artístico que la entrada de bous de Segorbe, con sus míticos caballistes. Para que oigamos ese "Magdalena vítol" tan alto como el "senyor pirotècnic, pot escomençar la mascletà". En definitiva, RTVV ha creado pueblo, nos ha vertebrado, porque como decía el poeta de Burjassot Vicent Andrés Estellés, "allò que val és la consciència de no ser res si no s'és poble". Con el cierre no solamente perdemos una televisión: nos abocamos todavía más a ser sucursal de Madrid, a la anulación de nuestro autogobierno, a supeditarnos a decisiones lejanas y ajenas a nuestra voluntad.  A la desaparición de la lengua valenciana. A la desaparición de la conciencia de pueblo.

Canal 9

¿Cómo hemos permitido esto? ¿Por qué hemos dado alas, con nuestros votos, a estas aniquiladoras alimañas? La pérdida de valores de la sociedad española y especialmente valenciana que ha hecho que toleremos dicho grado de soberbia política elección tras elección está explicada por otros medios mejor de lo que lo podríamos hacer aquí. En cualquier caso, somos optimistas y vemos cómo el asunto Canal 9 ha hecho a la sociedad valenciana rebelarse. La gente ha salido a las calles. Quizás desde las concentraciones a favor del Estatut d' Autonomia en los años ochenta no se veía tal amalgama de personas distintas entre sí, pero con un objetivo común. Valencianos que llaman a su tierra Comunitat Valenciana, País Valencià o Regne de València, todos unidos. Con senyeras con banda azul, con estrellas o cuatribarradas, todos unidos. O sin nada en la mano, sólo con su voz. Distintas maneras de pensar, distintas posiciones políticas, todos unidos. Unidos para recuperar una Valencia digna, con una televisión y radio públicas de calidad, en valenciano, que lleguen a todos los rincones, que den asilo a todas las voces democráticas. Unidos para recuperar unas libertades arrebatadas.

Detrás del cierre probablemente se oculten razones más políticas que económicas; nos tememos que grupos afines a los populares intenten pescar en este río. Grupos como Vocento, la COPE o el ínclito Pedro J. (cuya figura supongo no tardará la sección Política y Faralaes en abordar) revolotean como buitres alrededor de esta carne podrida. Y el deseo de los aniquiladores es guardar luto durante año y medio (concretamente, antes de las elecciones de 2015). Y es que todo esto nos recuerda, furtiva lágrima, a aquellas palabras de Bernarda: "Y no quiero llantos. La muerte hay que mirarla cara a cara. ¡Silencio! ¡A callar he dicho! ¡Las lágrimas cuando estés sola!".

De ti y de mí depende que guardemos luto o nos casemos en segundas nupcias.

Assumiràs la veu d'un poble
i serà la veu del teu poble,
i seràs, per a sempre, poble,
i patiràs, i esperaràs,
i aniràs sempre entre la pols,
et seguirà una polseguera.

Vicent Andrés Estellés

1 comentario:

  1. D.E.P. Canal 9.
    Si la volvieran a abrir ojalá hagan borrón y cuenta nueva sin nadie q la pueda manipular tan descaradamente.

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