viernes, 13 de febrero de 2015

“¿Los Goya? Hasta el perro se durmió”

Este titular no es mío, es del diario El País en su edición del 9 de febrero. Cuando algo es visual, es mejor no intentar mejorarlo.

Desde pequeño el cine y yo hemos sido amigos, muy por encima de la música o la lectura… Compraba Fotogramas y me gustaba saber qué director o qué actriz iban a sacar el próximo estreno, esta afición sin duda fue provocada por mis tíos (“Marcelino Pan y Vino” y “La caza del octubre rojo” al margen) ellos fueron los grandes instigadores  de mi afán por tan digno arte.

Eran años dónde el cine español era protagonista de mis aficiones, Amenábar nos deleitaba con “Tesis” y “Abre los ojos”, Almodóvar se descolgaba con la brillante “Todo sobre mi madre”, la saga del jocoso “Torrente” empezaba a andar, Alex de la Iglesia nos sorprendía con “El día de la bestia” y me reía a carcajadas con el “Milagro de P-Tinto”…  

Pues bien, si mis tíos fueron los instigadores de mí afición, los papanatas de la industria del cine español han sido los que me han alejado de las salas cuando veo que la película es española.

Los Goya que son la gran fiesta del cine español, se convirtieron en una plataforma propagandística de reputación dudosa, los Bardem, la Sánchez Gijón, el Toledo (Odio poner determinantes a los nombres propios, pero no merecen menos) comandaron aquel famoso “NO A LA GUERRA”. Pasaron los años, vino el gran José Luis Rodriguez (Zapatero, no El Puma) y la plataforma se convirtió en una gala aburrida, sin contenido y únicamente adornada por el catalán acento de la Sardá. Llega a ganar el PSOE una tercera legislatura y la siguiente gala tendrían que haberla emitido en la 2.

Tras este breve recorrido, el sábado me fui de copas antes que comerme ese bodrio absoluto, esa fiesta de arte subvencionado, ese afán de protagonismo perdido… Uno piensa con añoranza en José Luis López Vázquez, Gracita Morales, Fernando Fernán Gómez, Luis Buñuel, Paco Rabal… y se pregunta: ¿Tiene salvación el cine español?

Y la respuesta que tengo es clara; dejemos de subvencionar el cine. Al igual que si fuera otra industria debe sobrevivir quién sepa vender su producto, el que guste, el que levante las ganas de pagar 7 euros (sin palomitas) para “perder” 2 horas. “Ocho apellidos vascos”, “Torrente 5”, “el niño” o la “Isla Mínima” pueden ser ejemplos de que el cine español tiene esperanza.

Los grandes defensores del mal llamado cine social, suelen abogar por mantener las subvenciones para mantener ciertos temas, directores  e industria en auge. ¿Queréis cine social? Hacedlo rentable y atractivo, os doy un nombre para que preguntéis cómo se hace: Michael Moore. Guste más o menos, (en mi caso menos) es innegable que ha sido capaz de combinar ambas facetas y su “Bowling for Columbine” es un referente de cine social.

Por tener un final feliz, cada vez las actrices españolas van más "aseaditas" a estos eventos, Leticia Dolera con un diseño de Delpozo (a pesar de llevar un diseño de verano en pleno febrero) se queda como lo más destacado de la noche.

1 comentario:

  1. La noche se emplea para ver ''centauros del desierto '', ''el padrino '',''cinema paradiso'' m ''amanece que no es poco ''. Como me entere sue pierdes el tiempo viendo esos bodrios que pagamos todos te vuelvo a hacer ver, sin alcohol ni anestesia, ''virtuosity''. Un beso astuto sobrino mio.

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