martes, 23 de septiembre de 2014

Cine. ¿Me he convertido en un maldito hipster?

Les voy a contar cuál es mi problema. Justo antes del verano terminé de ver Los Soprano, por lo que completé el ciclo mágico formado por la propia serie de mafiosos (si sólo tratara de eso...), mi adorada The Wire, Tremé, Breaking Bad y Médico de Familia. Uno se para delante de sus webs de referencia, da una oportunidad a dos o tres series más, y concluye inevitablemente que ya está visto todo. Que me quedo sin rumbo, sin dirección, inerte. Lo sé, esto no es más que un condenado first world problem, pero a mí me afecta, oiga. Sin embargo, Rick, siempre nos quedará París. Hemos vuelto con las orejas gachas y ruborizados de vergüenza al cine, para ver dos de las películas más aclamadas por el universo indie en los últimos tiempos. Y me han gustado. Lo que me lleva a preguntarme... ¿me he convertido en un maldito hipster?


Boyhood. Richard Linklater

Primero hablaremos de lo fundamental, lo que hace a esta película única entre el resto: fue rodada a lo largo de 12 años, contando con los mismos actores, periodo durante el cual el protagonista, Mason (Ellar Coltrane), afronta la infancia y adolescencia en una familia de clase media americana. 

A Boyhood se le ha criticado que cuenta una historia mediocre, plana, sin interés más allá de la originalidad de la propuesta. Este redactor discrepa. Es precisamente este no-pasar-nada lo que la hace valiosa. ¿En cuántas familias normales hay suicidios, grandes éxitos profesionales o necesidad de desactivar explosivos? Lo habitual es que la vida transcurra sin excesivos sobresaltos, con los acontecimientos propios de un grupo de personas en tránsito, simplemente sobrevivientes. Con sus propios problemas cotidianos: las distópicas parejas elegidas por la madre separada de Mason (como dice él en un momento, "a parade of drunken assholes"), el papel de un padre en ocasiones distante, las primeras relaciones de Mason y de su hermana, unos hermanastros de los que de repente, y sin mirar atrás, hay que separarse, etc.




 
En mi opinión, durante las más de dos horas y media de metraje que pasan volando, asistimos a la gran película americana sobre la adolescencia. Aunque sería injusto limitarse a eso. Boyhood es una obra hermosa, bella, contundente y definitiva, que consigue subir su nota con la estupenda banda sonora, donde desfilan bandas del calibre de Arcade Fire, Phoenix o, ay, Wilco.

God Help the Girl. Stuart Murdoch

Stuart Murdoch, como muchos de ustedes sabrán, es el principal compositor y líder de la banda escocesa Belle & Sebastian. En esta incursión en el cine, Stuart narra la historia de Eve, una chica dotada de manera natural para la música, internada en un hospital psiquiátrico. Un día conoce a James y a Cassie, también apasionados por la música, todos ellos buscando su lugar en la vida.

La película está hecha, no nos engañemos, para fans de Belle & Sebastian y, por ende, del propio Murdoch. Aunque supongo que puede gustar a quién no haya oído hablar de los escoceses (ya comentará al respecto alguno de los lectores de esta reseña). God Help the Girl es un musical con las canciones del homónimo disco de Stuart de 2009, mágnificamente adaptadas por sus protagonistas. Un homenaje a la sencillez, la emoción y la música, rodada en un entorno, el de Glasgow, que nunca ha aparecido más luminoso.



A mí la estética visual, aparte de los referentes obvios (la Nouvelle Vague francesa, los musicales pop) me ha recordado a la película de Park Chan-Wook I'm a Cyborg, But That's OK, sobre todo, claro, en las escenas de hospital. Y me ha hecho, inevitablemente, rescatar los discos de B&S, pincharlos en el coche y evadirse con esas letras que cuentan, como dice Eve, "lo que te ha pasado hoy".

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