domingo, 30 de noviembre de 2014

Una semana en el motor de un autobús - II

Por Javier Valero - @Valero_VLC

Lunes

Nuno Espirito Santo, entrenador del Valencia, da una rueda de prensa tras acabar el partido contra el Levante, que terminó con derrota para el equipo de Algirós. Sorprende, en un míster que se había distinguido hasta ahora por su lucidez y sensatez, que valoraba acertadamente las vicisitudes de los partidos, un discurso totalmente equivocado. Suelta frases como "hemos sido superiores durante todo el partido" o "no me ha sorprendido el planteamiento del Levante, sabíamos que iba a jugar así. Hay que felicitar al rival porque ha logrado la victoria, pero es difícil entender cuando eres tan superior y no logras ganar", cuando cualquiera que vio el partido habrá advertido que no fue así en absoluto.


El Levante viene jugando este mismo partido desde hace 5 o 6 años. El mismo. Y los rivales caen una y otra vez en la tela de araña. Quizás es por eso, porque Nuno sabía qué partido le iba a proponer el equipo de los veteranos Juanfran o David Navarro, y aun así quedó atrapado, por lo que proyecta una frustación y, en fin, un fracaso, acusando infantilmente al azar y las circustancias de la derrota del Valencia. Uno debería tener mayor altura de miras, asumir con dignidad cuándo te equivocas e irte con la cabeza alta, y con ánimo de no repetir el error.

Martes

Siempre he sido partidario de dejar las cosas a medio hacer. De esa forma, siempre tienes la oportunidad de volver a retomar lo pendiente. De la misma manera, soy un firme defensor de la procastinación, es decir, de postergar las cosas importantes y, en su lugar, atender las más fútiles y sencillas. Recuerdo haber leído en alguna ocasión que Franco tenía dos montones de carpetas en su mesa de despacho. Uno de ellos recogía los papeles que "el tiempo resolverá". Cada cierto tiempo, Franco pasaba unas carpetas al otro montón, sin abrirlas, ni mirarlas, ni decidir, ni nada de nada. Este montón era el de "asuntos que el tiempo ha resuelto". ¿Me estaré convirtiendo en un franquista?

Miércoles

En contraste con lo anterior, en este momento de la semana me siento como Sísifo. Ya saben, el rey de la mitología griega que fue castigado por los dioses con empujar una enorme roca por una empinada ladera. Poco antes de alcanzar la cima, la piedra caía, y Sísifo debía volver abajo y empezar desde el principio. Pues bien, ahora estoy inmerso de pleno en el proyecto Sísifo. Qué ganas de procastinar un poco, por Zeus.

Jueves

Me viene a la cabeza aquella escena de El Graduado, la película de Mike Nichols. Benjamin, el personaje interpretado por Dustin Hoffman, se dirige todo digno él a su padre y con una convicción absoluta le comunica que va a casarse con Elaine. El padre le abraza, embargado por la alegría. Entra en el cuadro la madre y se une, entre lágrimas de emoción, al jolgorio generalizado. Deciden llamar a los padres de Elaine, para compartir entre todos la noticia, pero Benjamin les frena. ¿Qué pasa, es que no lo saben todavía?, le preguntan. No, no lo saben, responde Benjamin. Pero tampoco lo sabe Elaine, añade Hoffman. Sus padres alucinan. ¿Qué te hace pensar que ella quiere casarse contigo? Oh, ella no quiere, concluye Benjamin. Siendo sincero, ni siquiera le gusto.

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