“Los
ejércitos caminan sobre sus estómagos”. Napoleón
Para inaugurar esta sección me
gustaría dar difusión a un tema que está pasando en gran medida desapercibido y
que quizá sea aún desconocido para muchos.
La realidad es que en los últimos años
se está produciendo un incremento de las ventas de tierras en todo el mundo, y
concentradas sobretodo en el continente africano y el sudeste asiático.
Se trata de un tema muy complejo y que
daría para escribir prácticamente un libro, por lo que vamos a tratar de
extraer aquellos aspectos relevantes y más críticos.
A simple vista este hecho puede
parecer muy lejano, y carecer de importancia, sin embargo las consecuencias y
las perspectivas a largo plazo serán demoledoras para sus habitantes. Una vez
más se trata de operaciones firmadas entre los gobiernos de turno y los famosos
fondos de inversión, donde el interés general queda absolutamente vulnerado y
pisoteado.
El origen de las transacciones de los principales
países compradores se encuentran en Estados Unidos, Malasia, Emiratos Árabes,
Reino Unido, India, Singapur, Arabia Saudí, China y Corea del Sur, que han
adquirido aproximadamente unas 33,5 millones de hectáreas, que es
aproximadamente la superficie de Alemania (35,7 millones de hectáreas).
Una vez vista la lista de los
principales países compradores, parece claro, que la contraparte van a ser
los perdedores de siempre. Estos son los pobres países que van a ser
esquilmados por las grandes corporaciones y gobiernos mundiales:
- Papúa Nueva Guinea: 3,8 millones de hectáreas.
- Indonesia: 3,6 millones de hectáreas.
- Sudán: 3,5 millones de hectáreas.
- República Democrática del Congo: 2,7 millones de hectáreas.
- Mozambique: 2,2 millones de hectáreas.
- Liberia: 1,4 millones de hectáreas.
- Brasil: 1 millón de hectáreas.
- Etiopía: 0,9 millones de hectáreas.
Estos datos corresponden con
transacciones cerradas, si bien, el volumen de transacciones que han fracasado
o que se están estudiando supera ampliamente las transacciones cerradas, por lo
que esta cifra no va a parar de aumentar a largo plazo.
Podéis consultar todos los detalles en
esta web:
Pues bien, el objetivo de dichas
inversiones, fundamentalmente no es otro que poder explotar los recursos
naturales que ofrecen estos territorios, y utilizarlas con fines comerciales
como la producción de biofuel o aceite de palma o bien para cultivar cereales,
maíz, algodón o arroz que son exportados a otros países, provocando que se
reduzcan los recursos hídricos de la zona, las masas forestales, y limitando el
acceso a las tierras y en consecuencia los recursos alimentarios a la población
local.
Curiosamente, y mira que la casualidad
es grande, el año donde se empezaron a incrementar el número de operaciones fue
el 2008, siendo los principales inversores China, India o Arabia Saudí.
Por poner un ejemplo claro, Etiopía, uno de los países
afectados por la actual hambruna, ha ofrecido tres millones de hectáreas de
tierra cultivable a inversores extranjeros de India, China, Pakistán, Arabia
Saudí, entre otros. El negocio no podría ser mejor: 2.500 km2 de tierra virgen
productiva a 700 euros al mes, con un contrato a cincuenta años. Sinceramente, suena a auténtico
disparate.
No hay que olvidar que los chinos y
los indios representan, prácticamente el 50% de la población mundial, que se
sitúo en 2011 en los 7.000 millones de habitantes. Por lo tanto, es lógico
pensar que con los recursos de que disponen será complicado dar de comer a
todos los chinos e indios (aunque hoy en día ya se coman cualquier cosa), si no
van empezando a quedarse con los alimentos de otros. No me quiero ni imaginar
lo que puede pasar si hay a 1.000 millones de chinos e indios sin nada que
llevarse la boca en unos pocos años.
Mismo caso para Arabia Saudí, que
podría encontrarse con graves problemas de abastecimiento de alimento en el
medio plazo para su población. ¿Lechugas por petróleo?
Las estimaciones según Naciones Unidas, son que para el año 2050,
alcancemos la cifra de los 9.600 millones de habitantes, y lo más importante es que más del 60% de la población se
concentrará en zonas urbanas.
Una vez más, todo esto queda impune a los ojos de los grandes organismos internacionales
que dejan hacer a sus anchas a los de siempre, sin importar en absoluto las
consecuencias que puedan provocar.
No hay que olvidar que vivimos en un mundo global y que por tanto todo está conectado. Bien. Volviendo a casa, todos estos hechos son contrarios a la actual
situación del sector primario nacional, donde la agricultura, ganadería y
pesca, se encuentran en pérdidas constantes y con unas rentabilidades que están
llevando al continuo abandono de los negocios.
¿Existiendo
un mercado potencial tan descomunal, como es posible que los productores no sean
capaces de rentabilizar nuestros enormes recursos y productos de calidad? El
mensaje que se traslada es que se debe a nuestros problemas estructurales y
falta de competitividad, condicionado una vez más por una red de productores
muy atomizada y dispersa. La realidad, es que la guerra de precios actual está
destruyendo por la vía rápida toda posibilidad de maniobra de los productores,
y que se agrava aún más por los enormes márgenes que obtienen los grandes distribuidores
respecto al precio pagado por la materia prima.
Bien, una
vez más todo esto puede parecer muy lejano, incluso no tener ninguna relación,
o absolutamente todo lo contrario. En cambio, si somos capaces de levantar la cabeza, el hecho es que si progresivamente, la capacidad para
controlar la oferta va en aumento derivada de la expulsión del mercado de
aquellos “menos eficientes”, unido a que los recursos van a ser más escasos, lo
único que va a ocurrir es que el precio empezará a subir y a subir. Para este
momento, solo cuatro controlarán el mercado, entonces nadie entenderá nada, y
muchos más empezarán a pasar hambre.
Por
tanto, hay que fomentar en la medida que buenamente cada uno pueda, el acudir a
los pequeños distribuidores (mucho más cercanos normalmente a los pequeños
productores), y a la compra directa a los productores a través de internet, donde obtendremos productos
con una calidad imposible de comparar y una relación calidad-precio inigualable
para cualquier gran distribuidor.
Para rematar y esperando que alguien
haya llegado al final, os dejo la siguiente reflexión que fue propuesta por primera vez en el libro de Marty
Rubin “The boiled Frog Syndrome”
Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia.
Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto.
“Es un experimento rico en enseñanzas, dice el autor. Nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía”.
Muy buena reflexión! Todo esto unido a que esos alimentos coticen en mercados sin escrúpulos puede ser un grave problema en el futuro, por si acaso, me dejare un "frau" en el huerto pa cultivarme mis cereales.
ResponderEliminarMucha suerte a todos en vuestro nuevo camino.