“Los ingleses
desprecian al hombre que no bebe, porque la sobriedad les parece un
estado inmoral. El hombre sobrio, en efecto, es un hombre propicio a
todas las tentaciones. Las mujeres le atraen. La política le
interesa. El hombre sobrio piensa y siente normalmente, y esto es
contrario a la moral británica. El alcohol, en cambio, desarrolla un
sinfín de virtudes: la castidad, la docilidad, la imbecilidad… Con
el alcohol se anula el sexo y se anula la inteligencia, las dos cosas
por donde más se puede pecar”. Julio Camba.
Ahora que ya saben
ustedes, aprendices de crápulas, cuál es el sentido de la vida,
desarróllenlo. Como punto de partida, les presentamos las 14 reglas
del bebedor, extraídas de la que debe de convertirse en su nueva biblia, el artículo The 86 Rules of Boozing del site Modern Drunkard Magazine:
- Invitar a una copa a una chica todavía mola. Invitarle a todas es de retrasados. Y ya que le invitas, déjate la pasta, moniato.
- Nunca le digas a un camarero que la copa está muy cargada. Si está poco cargada, la siguiente pídela doble. Pillará el mensaje. Ya saben, discreción, elegancia y educación. No me haga un drama.
- Bebe una bebida de chicas en público y siempre serás recordado como el tío que toma bebidas de chicas. Conozco un tipo que una vez pidió un “apasionado valenciano”. Uno labra su propia fama.
- Nunca hables con alguien en el cuarto de baño a menos que estés haciendo la misma tarea: orinando, haciendo cola o lavándote las manos. De hecho, en el cuarto de baño hable lo menos posible; pocas veces sale algo bueno de ahí.
- Si hay un DJ, puedes pedir una canción sólo una vez por noche. Si no la pincha en la siguiente media hora, no te vuelvas a acercar a él. Si la pincha, no te vuelvas a acercar a él. La canción que pida le definirá el resto de la noche (puede que el resto de la vida). Tenga criterio.
- Si no puedes permitirte dejar propina, no puedes permitirte beber en un bar. Això és aixina.
- Está bien beber solo. Lo cual epiteta la reflexión de Camba: el hombre sobrio y en compañía es un hombre propicio a todas las tentaciones.
- Si pides un chupito, acábatelo. Si no tienes pensado acabártelo, no lo aceptes. Y déjese de modas de jarabes de arce y venenos similares. No lo olvide, lo clásico permanece.
- Si crees que estás arrastrando las palabras un poco, las estás arrastrando mucho. Si crees que estás arrastrando las palabras mucho, es que no estás hablando español. Recuerdo que en una sobremesa de gintonics otro tipo, distinto al apasionado valenciano, nos masculló algo así como “txshzi lo qui yo quitctier esh que lssio sdaasd”. Ante lo cual, el compañero de mesa respondió “no te digo que no, pero”. Y soltó su frase. Pues bueno. Así siempre. Ya se lo han grabado a fuego, el alcohol anula la inteligencia. Y eso es bueno.
- Ante la duda, la cerveza más llena es tuya. Pero no sea tan rastrero de dejar su tercio semivacío al lado de otro lleno.
- Si dudas más de tres segundos desde que el camarero te mira, no mereces beber. Y esto aplica también a la hora de pedir comida de una carta: en un máximo de tres minutos tiene que haber decidido lo que quiere comer.
- Cualquiera con tres o más copas en la mano tiene preferencia de paso. Además de proferirle un respeto reverencial.
- Es aceptable (tradicional, de hecho) desaparecer durante una noche de farra Reaparecerás misteriosamente sin que tus amigos den crédito. Eso si se han dado cuenta. Luego, usted exagerará lo que ha hecho durante esa ausencia. Cuanto más inverosímil sea la historia, mejor.
- Aprende a apreciar las resacas. Si todo fueran buenos momentos cualquier imbécil sería capaz de hacerlo.
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