viernes, 11 de abril de 2014

¿Qué vale mi voto?

Buenos días estimados lectores, se acercan las elecciones al Parlamento Europeo (bueno, aún no estamos ni en campaña electoral, acaba de designar el PP a su primer candidato y poco más) y observamos una sonante aparición de nuevos partidos políticos de ámbito nacional o al menos con varias autonomías o circunscripciones en las que se presenta.

Vayamos entonces a analizar, que posibilidades tendrían estos partidos de alcanzar cierta representación en el Congreso español caso de concurrir elecciones nacionales en este nuestro querido y herido país.


Para quien no lo sepa, en España el sistema electoral funciona a través de la Ley D’Hont, que establece que cada una de las 52 circunscripciones tiene un peso a nivel nacional en base a su censo. Veamos en un ejemplo como funciona:

Imaginemos que en una provincia se reparten cinco diputados y hay tres partidos que han conseguido más del 3% de los votos válidos emitidos, obteniendo los siguientes resultados:
Partido A: 80.000 VOTOS
Partido B: 65.000 VOTOS
Partido C: 23.000 VOTOS
Se dividiría el número de votos que ha obtenido cada partido por 1, 2, 3, 4 y 5, es decir se aplicaría la siguiente fórmula para cada partido:
VOTOS , VOTOS , VOTOS , VOTOS , VOTOS
     1              2             3             4             5
Tendríamos así los siguientes quince cocientes y de todos ellos los que obtendrían escaño serían los cinco más altos.
A: 80.000, 40.000, 26.666, 20.000, 16.000
B: 65.000, 32.500, 21.666, 16.250, 13.000
C: 23.000, 11.500, 7.666, 5.750, 4.600
Los escaños se asignan por orden, según los cocientes, de mayor a menor, de forma que el primer diputado lo consigue el partido A (80.000), el segundo es para el B (65.000), el tercero vuelve a ser del A (40.000), el cuarto del B (32.500) y el quinto otra vez para el A (26.666). Mientras, el partido C se ha quedado fuera por muy poco.
¿Es justo este sistema? ¿A quién beneficia? sin duda los beneficiados son los partidos mayoritarios (PP y PSOE) y aquellos que únicamente se presentan en muy pocas circunscripciones, como los partidos nacionalistas (PNV, CIU, ERC,…), siendo los perjudicados los pequeños de ámbito nacional (IU, UPyD, VOX,…). El sistema da con facilidad mayorías absolutas y en caso de no obtenerla un poder perverso a los nacionalistas para que puedan pedir la independencia por un lado y chupar de la teta del Estado por otro hasta dejarlo seco.
Pongamos que voto a IU o a VOX, ¿Tiene mi voto el mismo valor electoral que un voto al PP o a CIU? Y otro punto de vista, ¿vale lo mismo mi voto, empleado por cuenta ajena del sector privado, que aporto todo lo que me exige el estado, y el de aquel subsidiado de Andalucía y Extremadura que con pocos jornales o “peonadas” chupan del Estado y no van a morder la mano que les da de comer?.
Reflexionemos un poco desde ambos “fraudes” al valor de mi voto.

2 comentarios:

  1. Como curiosidad, enlazo artículo en el que se analiza cómo quedaría el reparto de escaños según diferentes sistemas.
    http://sintesisnianalisis.com/2011/11/21/como-quedarian-las-elecciones-con-diferentes-sistemas-electorales/

    Si nos fuéramos a un sistema de circunscripción única, efectivamente los beneficiados son IU, EQUO o UPyD (dudo que VOX vaya a tener demasiados votos en las próximas elecciones, por cierto, creo que no estamos tan mal... o sí) a costa del PPSOE, pero los nacionalistas se quedarían más o menos igual. Además, el Parlamento se fragmentaría algo más al entrar tres nuevos partidos.

    A mí me gusta el modelo que beneficia que los nacionalistas estén suficientemente representados. Creo que las soluciones de integración pasan por un debate en el que todo el mundo esté presente y tenga voz y voto. Abogo por no excluirlos ni marginarlos, pues así sólo se potencia la disidencia y el interpretar, con razón, que el conjunto del Estado no se preocupa por las distintas realidades nacionales que hay en España.

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  2. El valor del voto con este sistema es nulo. El valor de 1 voto debería de ser absolutamente igual, independiente del número de votos acumulados y coeficientes, y por supuesto sin eliminar el 3%.

    Lo más correcto en mi opinión debería de ser lo siguiente:

    Número de diputados: 5
    Número de votos: 100.000
    Distribución entre partidos:

    Partido A: 50.000 VOTOS
    Partido B: 30.000 VOTOS
    Partido C: 20.000 VOTOS

    Número de votos por diputado: 20.000.

    Resultado:

    Partido A: 2,5 diputados
    Partido B:1,5 diputados
    Partido C: 1 diputado.

    Fácil, no?

    Cómo no podemos partirlos a trocitos (que tampoco sería mala idea, en algún caso) redondeamos hacia abajo en número de representantes (presencia física de diputados vampiros en los congresos, parlamentos, etc..), de forma que el partido A tendría 2, el B 1 y el C 1, sentados en las sillas, pero que el valor del voto en las decisiones representara los resultados de las elecciones.

    Con eso, de saque ya nos ahorramos unos cuantos euros, además, nos evitamos la burla de tener que aguantar, los votos en masa cuales borregos incapaces de pensar, en función de las directrices del partido. ¿Para qué queremos a tantos, si van a votar lo mismo? ¿Cuántos más, mayor representación de la ciudadanía?

    Tengo la sensación que se ha perdido absolutamente el sentido a todos los niveles.

    Aprovecho para dejar el siguiente enlace que me ha llegado hoy referente a este tema. Mucha gente empieza a darle vueltas a este tema.

    http://www.change.org/es/peticiones/congreso-de-los-diputados-que-garanticen-el-voto-igual-en-espa%C3%B1a?utm_campaign=new_signature&utm_medium=email&utm_source=signature_receipt#share

    Grande Enrique!!

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