En
estos últimos días estamos siendo espectadores de terribles acontecimientos en
Ucrania y Venezuela, en los que las revueltas ciudadanas son reducidas mediante
el uso de la fuerza del estado. Muertos, heridos, ejércitos,… no muy lejos todo
ello de una guerra civil.
El
fundamento de dichas manifestaciones y revueltas, ambas con un claro trasfondo
político, radica en la voluntad de mejorar, así como evolucionar en el campo
económico y social, lograr un estado de bienestar.
Venezuela
es un maravilloso país caribeño en el que la “dictadura encubierta” (si como tal consideramos la reiteración de
elecciones amañadas) utiliza la fuerza del estado y los grupos
paramilitares afines para callar las voces contrarias al gobierno, que buscan
un cambio político (que no quiero opinar al respecto) pero sobre todo lo que
quieren es vivir en un país con seguridad jurídica, sin corrupción, con
oportunidades de progresar y sobre todo, vivir mejor, y vivir mejor pasa muchas
veces por hacer negocios, ganar dinero y tratar de no pasar hambre.
Ucrania,
más de lo mismo, los “rebeldes” quieren ser europeos, y no nos engañemos, quieren
vivir mejor en todos los aspectos.
En
ambos casos, impera el poder del miedo, el miedo al capitalismo y la globalización
(nada de izquierdas y derechas) y hay mucho más trasfondo que no alcanzaremos a
conocer jamás y que vincula a Rusia con Ucrania y el miedo a los EEUU en
Venezuela, EEUU como abanderado del capitalismo y la libre competencia y Rusia
como su antítesis.
Revivimos
la Guerra Fría, pero en distintos escenarios y países, y a pagar, el pueblo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario