jueves, 27 de febrero de 2014

Ucrania, periodismo y trincheras

Como ustedes ya sabrán, durante las ultimas semanas se ha producido una manifestación-revolución en Ucrania. Como siempre que esto ocurre, nuestros periodismo de trinchera tiene que buscar quiénes son los buenos y quiénes son los malos para poder escribir sobre ello. No tengo claro si es porque llevan tanto tiempo haciéndolo con la política nacional que ya no saben hacerlo de otro modo o es que simplemente les da pereza hace bien su trabajo...

El caso es que casi desde el primer día (como en Venezuela o Siria pero al contrario que en Mali) los mass media decidieron que los buenos eran los opositores y los malos el gobierno opresor de Yanukovich. Daba igual que este señor hubiera ganado unas elecciones libres o que los manifestantes construyeran barricadas para cerrar el barrio gubernamental de Kiev, sede del gobierno y el parlamento entre otros edificios (imaginen que habrían dicho si llega a suceder algo parecido el día de "Rodea el congreso" en este país). La decisión ya estaba tomada. Así que ya da igual si se comportan como auténticos cabrones, son nuestros cabrones. 

Así que, con estas premisas, casi de la nada (que poco les cuesta averiguarlo cuando les interesa), surge un vídeo en alta definición y montaje profesional de una preciosidad ucraniana que, por su maquillaje y ropas, nadie diría que esta en una plaza cercada por la opresión del gobierno, que en apenas 24h se subtitula a prácticamente todos los idiomas y que, por supuesto, solo tiene bonitas palabras de libertad, democracia y demás demagogia barata. No hace falta nada más, ya estamos alienados. En un par de horas desde que se empieza a compartir ya se ha convertido en viral (como, casualmente, el propio vídeo pide). Cada poco rato lo veo en el Facebook de mas personas. Ya lo han conseguido. La sociedad europea, en nombre de la libertad, vuelve a estar a favor de un golpe de estado. ¡Viva la democracia!


  

Como supongo que más de uno necesitará la aclaración, no estoy en ninguna trinchera. No me hace falta, tengo muy claro que no hay bando bueno, que todos son unos hijos de puta. Sea en Ucrania, en Venezuela o en nuestra propia guerra civil, grupos de hijos de puta luchando por su cuota de poder sin importar qué o quiénes se queden por el camino. Y todo esto con la mayor parte de la población deseando que todo termine para poder seguir con sus rutinas sin ser molestados. Por suerte o por desgracia, así somos y así seremos.

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