viernes, 28 de febrero de 2014

Si el amor es un trastorno, uno más que más me da

Pasadas las 23.30h, Julio de la Rosa aparece sobre el escenario. La expectación es máxima: muchos de los que estamos entre el público le vimos tirar abajo La Rambleta en el pasado festival Deleste. Se pasea brevemente por el entarimado, mirando a las caras a los asistentes, o haciendo como que mira. Encuentra su sitio y baja la barbilla, pegándola al cuello; la mirada se mantiene alta y fija en un punto indefinido. Pura arrogancia. En este arranque, únicamente está acompañado de Nieves, toda vestida de negro. Suenan los primeros versos de El Traje, de su disco de 2010 La Herida Universal: “Bailo para que se espanten todas las complicaciones, cuando el llanto duele tanto abandonarse es lo mejor”.


Julio cantando desgarrado, con las piernas flexionadas, los músculos tensos, gritándole al micro. A estas alturas, e iremos todavía por el segundo o tercer tema de la noche, ya le sobra la chaqueta, y los zapatos, y le sobran los pocos reparos que pueda conservar. Las notas finales de Colecciono Sabotajes, ésta ya de su disco Pequeños Trastornos sin Importancia, elegido mejor disco nacional de 2013 por Vuelva Usted el Viernes, enmarcan la voz cruda del jerezano, que suena desesperada, como le pide la canción.



Defendía el otro día Manolo Fernández, presentador del programa Toma Uno de Radio 3, que donde un disco se defiende es en directo, sobre el escenario. Y vive Dios que de la Rosa lo consigue. Cuenta, para ello, con una banda perfectamente engrasada. Dos percusionistas, la mencionada Nieves tocando instrumentos que, confesamos, desde aquí no sabemos definir, un eficaz guitarra y un magnífico bajista. Precisamente éste, Jaime Olmedo, crea la atmósfera para que llegue uno de los momentos de la noche, cuando se ejecuta Kill the Mosquito, un spoken word rollo Gil-Scott Heron de la anterior etapa del cantante en El Hombre Burbuja.

Julio cogiéndose del pelo con ambas manos y aplastándolo contra su cabeza. Llegados a este punto, ya nos tiene dominados, donde él quiere. El toro ha entrado con el pitón derecho, él manda y distribuye. Ataca el himno indie que es Hasta que te hartes. Se sabe aclamado porque la faena es buena. Muy buena. ¿Cómo vas a odiar a algo tan sexy, sexy, sexy?



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