Pasadas las 23.30h, Julio de la Rosa
aparece sobre el escenario. La expectación es máxima: muchos de los
que estamos entre el público le vimos tirar abajo La Rambleta en el
pasado festival Deleste. Se pasea brevemente por el entarimado,
mirando a las caras a los asistentes, o haciendo como que mira.
Encuentra su sitio y baja la barbilla, pegándola al cuello; la
mirada se mantiene alta y fija en un punto indefinido. Pura
arrogancia. En este arranque, únicamente está acompañado de Nieves,
toda vestida de negro. Suenan los primeros versos de El Traje, de su
disco de 2010 La Herida Universal: “Bailo para que se espanten todas
las complicaciones, cuando el llanto duele tanto abandonarse es lo
mejor”.
Julio cantando desgarrado, con las
piernas flexionadas, los músculos tensos, gritándole al micro. A
estas alturas, e iremos todavía por el segundo o tercer tema de la
noche, ya le sobra la chaqueta, y los zapatos, y le sobran los pocos reparos que
pueda conservar. Las notas finales de Colecciono Sabotajes, ésta ya
de su disco Pequeños Trastornos sin Importancia, elegido mejor disco
nacional de 2013 por Vuelva Usted el Viernes, enmarcan la voz cruda
del jerezano, que suena desesperada, como le pide la canción.
Defendía el otro día Manolo
Fernández, presentador del programa Toma Uno de Radio 3, que donde un
disco se defiende es en directo, sobre el escenario. Y vive
Dios que de la Rosa lo consigue. Cuenta, para ello, con una banda
perfectamente engrasada. Dos percusionistas, la mencionada Nieves
tocando instrumentos que, confesamos, desde aquí no sabemos definir,
un eficaz guitarra y un magnífico bajista. Precisamente éste, Jaime
Olmedo, crea la atmósfera para que llegue uno de los momentos de la
noche, cuando se ejecuta Kill the Mosquito, un spoken word rollo
Gil-Scott Heron de la anterior etapa del cantante en El Hombre
Burbuja.
Julio cogiéndose del pelo con ambas
manos y aplastándolo contra su cabeza. Llegados a este punto, ya nos
tiene dominados, donde él quiere. El toro ha entrado con el pitón
derecho, él manda y distribuye. Ataca el himno indie que es Hasta
que te hartes. Se sabe aclamado porque la faena es buena. Muy buena.
¿Cómo vas a odiar a algo tan sexy, sexy, sexy?
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