"Y me bebí la noche,
y comprendí bebiendo,
que es tan grande el querer que me da de beber,
que sigo sediento."
Estimado Valero,
Quisiera darte la razón, pero me es a todas luces imposible hacerlo
al cien por cien, planteas el inconformismo que nos rodea, como un alarde de la
incapacidad de alcanzar la felicidad permanente. Nada más lejos de la realidad.
Querido Javier, ¿usted se ha permitido reflexionar sobre
dónde nos movemos? nuestra vida profesional arranca con la caída del sistema
económico (2007 y 2008 respectivamente), es decir, somos financieros que únicamente
han trabajado con/en la mayor crisis financiera de la historia.
Esto a nivel personal implica, que en 6 años haya pasado por 2 continentes, 4 países, 4 trabajos, 3 máster… ¿Proyectos inacabados? ¿Sensación de insatisfacción? No. Simple adaptación al entorno más cambiante que nuestra historia ha sufrido. (Ser dinosaurio cuando el meteorito decidió posarse, tampoco debió ser plato de buen gusto)
¿Dónde reside el problema? Cuando extrapolamos esta vorágine
que nos rodea, del ámbito profesional al terreno personal y aquí es donde
estamos haciendo aguas como Sociedad (y como individuos). Voy a permitirme
utilizar un término que seguro te despierta cierta animadversión. Vivimos
inmersos en un capitalismo sentimental abrumador (let it flow).
¿Recuerdas esto: “Ningún problema debe hacerte sufrir, lo más fácil es saber
decir Hakunna Matata.”? Cuando te crías con esta absurda frase (Una más que
sumar al corolario Disney), te puede dar la sensación de que la mejor opción cuando algo no te gusta
es: déjalo o cámbialo.
Hoy en día no se plantea la opción de “apretar los dientes”,
sufrir por algo que merece la pena. No
se plantea que la satisfacción y complejidad de las relaciones implica antes o después
ese “apretar los dientes”. Soy el primero que durante tiempo se ha sentido cómodo
en ese capitalismo emocional y supongo que muchos de los que nos leen en un
momento u otro lo han experimentado.
Enamorar a una mujer es fascinante, mantenerla enamorada un
trabajo de escultura digno del mismísimo Miguel Ángel, cojamos el cincel y pongámonos
manos a la obra, el capitalismo sentimental (al igual que el otro) es un mero intercambio
de bienes/servicios que como bien apuntas, solo puede llevarnos a la más
absoluta incapacidad de ser medianamente felices.
Dicho esto, te hago una última reflexión que por jocosa, no
es vana de importancia; ¿Qué te parece más absurdo el “Hakkuna Matata”(Rey
León) o “Mi cabello es mágico, tengo que protegerlo” (Rapunzel)?
No hay comentarios:
Publicar un comentario